La aparición de fósiles abundantes en el periodo Cámbrico añade numerosos detalles a la historia geológica. Son los testimonios de la existencia de vida en el pasado.
La palabra fósil (del latín fossilis) significa "desenterrado", Al igual que los seres vivientes, las plantas y animales fósiles son numerosos y variados, tanto en tipo, número y tamaño. Pueden variar desde varios metros cono el diplodocus (dinosaurio fósil), hasta microscópicos (microfósiles).
Los fósiles pueden ser directamente restos reales de animales y/o plantas o bien moldes, huellas y señales dejados por los mismos, el término es antiguo y en su origen se aplicaba a cualquier objeto curioso extraído de la tierra. En su sentido primero, la palabra se refería por lo tanto a ejemplares minerales, a cristales, piedras raras y restos petrificados de animales y plantas. Con el tiempo el término se fue restringiendo y hoy solo se aplica a restos de organismos conservados de modo natural en la corteza terrestre.
Existe una enorme diversidad de procesos de fosilización, es decir los cambios capaces de convertir en fósil un organismo muerto, el tipo de conservación depende en gran parte de la naturaleza del animal o de la planta, de sus hábitos y de las condiciones en que murió y fue sepultado.
Dentro de las variadas condiciones requeridas, tálvez las más necesarias, aunque no esenciales son la existencia de partes duras y el inmediato enterramiento, en efecto una ostra es más fácil de fosilizar que un insecto y un animal sepultado en arena con agua se fosiliza más fácilmente que un ser muerto en una pradera, donde pueden existir animales necrófogos y putrefacción, sin embargo hay excepciones.
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